7 de noviembre de 2013

La usabilidad como cosa de valientes.


Cada ciclo de Diseño Centrado en el Usuario (DCU) que hago me permite confirmar que la usabilidad tiene una doble función: mejorar la interacción de una interfaz y la identidad del proyecto institucional que da origen a esa aplicación web. 

Es claro que al investigar la usabilidad de una interfaz web se compromete la identidad de un proyecto, en tanto requiere de un análisis previo y profundo del objetivo institucional. En ese sentido, un acercamiento sociológico (u holístico) permite develar los objetivos y los intereses que dan origen a una aplicación web tanto como comprender si los mismos pueden llevarse a cabo. Por ese motivo, una interfaz, es tanto una herramienta al servicio de propiciar que se cumplan los objetivos de un proyecto institucional, y puede entenderse como facilitadora; como una instancia obstructora de esa interacción, y del no cumplimiento de los objetivos de un proyecto. En este punto podemos decir que hay una interacción previa a la interfaz, que es la de los individuos comprometidos en el proyecto (desde los creadores, hasta los usuarios) que se evalúa con herramientas etnográficas y que luego es la propia interfaz la que sirve para confirmar o refutar las hipótesis que surgen de las primeras indagaciones y que se evalúan con técnicas específicas de DCU. Por lo tanto, los resultados de un estudio de usabilidad siempre aportarán a redefinir los objetivos institucionales en relación a la funcionalidad de la aplicación web. 

Lo mismo podemos decir del proceso de DCU al interior de una institución compromete los procesos organizativos, al propiciar el encuentro (la horizontalidad, la transversalidad) entre un equipo de desarrollo y uno de diseño, devela la verticalidad..Y claro, asumir esto,  tanto como que el oficio de sociólogos es develar poder, es cosa de valientes.