12 de septiembre de 2009

En el mundo virtual también:

Dominar es objetivo principal. No unir.


Un análisis germinal sobre la moral del sujeto en un contexto neo-contractualista virtual, bajo el e-Leviatán: la web.


Por los propios mecanismos de defensa de la mente, como la auto-complacencia y la evasión, un individuo se desvincula de la responsabilidad que tiene de herir a otro con su accionar o con su no acción. Utilizando el mecanismo de una horda, el sujeto marca un territorio que borra del mapa a otro/s. Se falsea el concepto de red, de amistad, de camaradería. No se comparte cuando no se hace parte, se forman sectas, guetos, y al final, se buscan fans: la intimidad se espectaculariza. Y el éxito, aunque se gesta interactivo, es de uno solo.


En un contexto de individualismo asumido y de formato egoísta se repiten patrones culturales que segmentarizan, en su propia definición como proceso cultural, anulan a algunos otros. El sujeto externaliza el proceso, lo analiza desde fuera, observa las emociones del otro como ajenas a su accionar. Racionaliza la situación, y desde su propio lugar, como un etnocéntrico, la justifica.

La espontaneidad tiene represalias, el ingenio es siempre cálculo de la reacción. La imagen y la consideración de lo coetáneos, es absoluta regente en un mundo material y destructivo. Se vanagloria la lucidez del gesto y la palabra. El ser ilustrado se complace en la ironía. La generosidad, la entrega: el amor pleno, no se lo considera, casi se des-conoce.

El placer efímero, la auto-satisfacción confunden al individuo, piensa que ama, cuando lo que hace es poseer, piensa que quiere, cuando lo que hace es tomar. Piensa que elije cuando en verdad, descarta. Piensa que existe, sólo cuando se lo visibiliza. Sin embargo, su psiquis depende de algún otro al que puede manipular, su ego se construye al vivenciar que tiene el poder de “domar” las emociones y regir las situaciones. Dominar es objetivo principal. No unir.



Lorena Paz